Estamos obsesionados con perder clientes.
O al menos, eso es lo que parecía pensar un inventor el otro día.
🤣
Quiero compartir contigo una lección importante que, si eres inventor o emprendedor, te va a servir.
¿Te quedas?
Vamos allá.
Cuando un inventor nos contacta y nos cuenta su idea, una de las primeras preguntas podría ser cuándo nos va a pagar.
Pero no.
La primera (o una de ellas) es: “¿por qué crees que tu idea mejora todo lo que ya existe?”
Y siempre llega la respuesta clásica: “no hay nada igual a lo que yo tengo”.
Esa frase da para escribir un libro entero, pero hoy no vamos por ahí.
Hoy quiero enfocarme en cómo analizar si un invento realmente mejora lo que ya existe.
A veces pasa que alguien inventa algo… mmm… digamos… “demasiado innovador” 🙄
O dicho en cristiano: tan complicado, caro y rebuscado que nadie en su sano juicio lo compraría.
Ejemplo rápido.
Imagina que alguien dice: “he inventado un abridor inteligente”.
¿Perdona?
Pues sí:
– Batería.
– Pantalla LED.
– App en el móvil.
– Y te cuenta cuántas cervezas has abierto.
¡Qué chulada! Pues no.
Sería un abridor pesado, incómodo, voluminoso y que costaría 40 euros.
¿Que alguien lo compraría? Puede ser, hay de todo en la viña del Señor.
Pero el 99,99% de los mortales seguirá usando un abridor de 1€ que no necesita ni cargar ni actualizar.
Los gurús americanos dicen: “keep it simple”, o sea, “manténlo sencillo”.
Y mira, aquí tienen razón.
Porque seamos sinceros: las probabilidades de que algo caro, complejo y con cero ventajas prácticas supere a algo simple y barato… son bajísimas.
Dicho esto: si después de explicar esto alguien quiere seguir adelante con su invento fashion-complicado, perfecto.
En ese caso sí te diremos dónde pagar. Ya sabes, nuestra oficina está en el Paseo de la Castellana en Madrid, y cuesta un pastón.
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Te ayudamos
Asesoramiento honesto y transparente sobre cómo proteger y rentabilizar tu idea.