Mi jefe me ha dicho que este es un tema delicado.
Tiene razón, lo es, pero estamos para ayudaros, así que lo convencí para hablarlo con vosotros hoy.
Hemos venido a jugar, ¡juguemos!
Una patente es un negocio. Todo tiene que ver con dinero. Exactamente igual que cualquier otro negocio.
Y si no entendemos esto, chocaremos contra un muro infranqueable.
Dejando esto como base, deducimos que, si nuestro invento es comercialmente interesante, o sea, vendible, hay unas probabilidades muy altas de que tenga éxito.
De lo contrario, las probabilidades de que alguien quiera invertir en esa patente son muy bajas.
¿Se entiende? Bien. Si no, vuelve a leer los párrafos anteriores.
Esto es algo que siempre explicamos pero hay personas que nos dicen que la rentabilidad no es importante en su caso porque su invento:
– es bueno para la naturaleza
– ayuda al lobo ibérico
– protege al planeta
etc.…
A ver, lo entiendo. Todo eso es importante. Pero no va así. Lamentablemente, no va así.
Te lo explico de otra manera.
Si un inversor o una empresa va a darte su dinero, ese que tanto le costó conseguir, te lo dará solo por una ÚNICA RAZÓN, y es, porque cree que con tu invento obtendrá más de lo que te está dando a ti.
La verdad es dura, pero es así.
La fórmula mágica es esta: si tienes un invento, pregúntate cuán rentable puede ser, a quién le puede ser rentable, y cómo vas a demostrar esa rentabilidad.
⠀
Marcos Puig. Departamento de comunicación.
⠀
¿Buscas una solución para tus dudas?
Te ofrecemos el asesoramiento honesto, transparente y realista que necesitas… y además, gratis.